Dramas de mi adolescencia.

24 de julio de 2014

Architecture of our identity

Aseguro que en el centro de mi gran ciudad, del ruido y la gente, suelo levantar la mirada y mirar el pasar. Ir y venir, correr o trotar, creo que veo más allá de los rostros, aunque a veces admito que suelo dudar. Un día me dijeron que la única forma de que las personas queden por siempre a tu lado, es solamente en una fotografía. Hoy puedo decir que difiero, y explicare por que.
Conocemos las maldades del mundo, por lo que vivimos pendientes de ellas. Así como podemos ver día a día la indiferencia, la avaricia o el racismo traspasar los años, pienso cómo puede gustarme tanto ver un nene correr, un anciano reír; a mi abuelo reír, dormir con mi gata u oler el pasto. Pienso como podría volver atrás y quedarme ahí por siempre, en ese pasto, en esa foto. Pero una fotografía no logra disparar el ruido de esa risa picara, ni transmitir su calor. Ese mismo papel capta un recuerdo a velocidad luz, un momento que nunca mas volverá a repetirse, pero solo la memoria puede volverla a revivir. Gracias Dios por hacer que exista la memoria. (Aunque a veces quisiéramos no tenerla) Me pregunto, ¿Como se ven tus ojos al mirar el sol? ¿Como es el frío de besar la lluvia, o explotar burbujas? Solo puedo asegurar que hace rato que no lo siento, y aunque pueda recordarlo, la muerte ni el tiempo podrán esperarnos.Podemos estar llenos de rencor y de alegría, pesadez o culpa, como calma. Es intenso ¿no? Vivimos demasiadas emociones para nuestros frágiles cuerpos cada día sin notarlo. Cuantas cosas ahí que no vemos. Citamos, y no actuamos; hablamos pero escuchamos; mentimos sin  intención y hasta juzgamos sin compasión. Tememos de la muerte, pero más de nosotros mismos.


Para mama, quien me dio los ojos.