Mientras todos estaban bailando, ella, la chica de los sentimientos a flor de piel, se quedó sentada en una esquina... donde nadie la pudiese ver.
Estaba mirando al chico de la piel bronceada y los ojos brillantes, estaba mirando a Pablo, no entendía como podía existir aquel ápice de perfección, pero al fin y al cabo era, como siempre, un amor imposible... ¿Cómo el chico alto, extrovertido y guapo se iba a fijar en la chica pequeñita, tímida y de ojos claros?
Si, definitivamente era imposible...Pero a ella le daba igual... ya se había enamorado, y no pudo evitar que sus ojos se inundaran en lágrimas al verle jugar con todas esas chicas guapísimas pero totalmente artificiales...No, no llores estúpida... no vale la pena.
Él solo es uno...Pensaba Blanca cuando una mano fría le rozo la espalda... si, era él.
-Vamos a un sitio más tranquilo por favor, necesito hablar contigo.
Después de un rato caminando, llegaron a una playa desierta a la que ambos solían ir cuando necesitaban pensar.
-Bueno... ya hemos llegado Blanca.
-¿Sabes mi nombre?
-Por supuesto, y también sé que esta noche has estado muy triste, y quiero saber por qué.
-No... Yo... estoy bien.
-Venga.. los dos sabemos que no estás bien, ¿Qué te pasa?
-Pasa lo de siempre, que me he enamorado de un chico que no me hace ni puto caso. Pero da igual, eso a ti no te importa.
-Dame tu mano, ven... no tengas miedo.
Y le puso su mano en el corazón. Latía fuerte... acompasado a sus latidos.
- ¿Sabes?, creo que nunca me había pasado esto con ninguna otra chica.
- ¿Sabes?, ya me he cansado de ser la chica tímida que se enamora y no se atreve a hacer nada.
Y los dos se fundieron en el beso más dulce que jamás existió, los dos recorrieron sus cuerpos con las manos frías, temblorosas... los dos se volvieron uno y se quisieron con el sentimiento más real de todos los existentes...